martes, 8 de noviembre de 2011

SUEÑO DE UNA NOCHE.



No recuerdo muy bien su empeño en hacerme ver almidón en el cielo de la ciudad. Hace mucho que intentó convencerme, cierto es, pero no lo es menos, que yo, no me resistí por su condición de genio mundial.

Muy anglo para mi latinidad y muy sajón para mi condición de ibérico, pero en fin, un sabotaje genial. Shakespeare une Francia e Inglaterra, París y Londres antes que el Eurostar.

Sueños de una noche de verano, de una noche de ilusión, de dimes y diretes, noche más toledana que londinense, más de estrellas que de nubes empedradas, que no auguran más que lluvia y vendaval, noches de bohemia e ilusión. Por eso yo, me quedo con Luces de Bohemia, de otro genio, que es menos de té y más de churros.

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