sábado, 17 de diciembre de 2011

NOËL.



Un año, más o uno menos depende de como se mire, como todo, frío, aire y decoración navideña, este año me pilló la fecha en París, si la ciudad es ya curiosa de normal, más lo es en estas fechas. Navidad, dulce, navidad, y salada y ácida en muchas ocasiones, no todo el monte es orégano y no toda la navidad son villancicos y comilonas de marqués.

Se acerca el fin del año, fin de recuerdos, que comienzan a recordarse más que a pensarse, fin de tantas histerias y sonrisas, un año más o uno menos de nuevo reflexión, en el fondo poco importa eso, es tiempo, y el tiempo todo lo cura, hasta los años.

Un día, más bien pronto que tarde, nos daremos cuenta de lo estúpido de la juventud y de lo enervante de la madurez, de las tradiciones ancestrales que no lo son tanto, y de que nos juntamos a la mesa para celebrar un rito pagano unos, y otros, las nuevas generaciones, acabarán pensando que cada veinticinco de diciembre se celebra el nacimiento de Papa Noel, tiempo al tiempo. Joyeux Noël.

NOTRE DAME.



Ni tan joven, ni tan vieja, la catedral de la Isla de la Ciudad, la catedral del resto de la ciudad, la catedral de los parisinos y de los que se fotografían en su interior, en su exterior, en su lado derecho y en su lado izquierdo, de los que paseamos a su alrededor pensando en la novela de Hugo, en su fantasiosa mente, en su fantástica pluma.

Imaginando los antiguos carruajes por sus cercanías, mientras los canteros se afanaban en la isla, para dar esbeltez y elegancia a sus paredes, a sus arbotantes, a sus pináculos y calar bien su aguja, para concretar las medidas, para llevar a cabo la construcción de sus vidrieras, las esculturas de sus puertas, sus pétreos cimientos.

Paseo a tu alrededor y pienso en eso, en la gente que trabajó allí durante toda su vida, con ilusión, porque además de ser un trabajo, no se debería nunca olvidar su labor de fe, nadie hacía o colaboraba en hacer una catedral si no era por fe, por estar más cerca de lo que los poderosos que costeaban las obras, llamaban el creador. Hoy te miro y miro enrrededor, donde los turistas te fotografían, simplemente sin sacarte el jugo, sin contemplar tu historia.

jueves, 15 de diciembre de 2011

ABETOS.



Es época de ello, su época, más del estilo anglosajón que francés, más norte americana que europea, pero es su época, eso nadie lo discute, y como tal aquí están, alfombrando cada esquina de París, cada edificio y cada terraza de las braserias y de los cafés, nadie o casi nadie, ha dejado la oportunidad pasar, hombres, mujeres, jóvenes y menos jóvenes, portan su abeto.

Digo que las calles de París, están llenos de ellos, empaquetados, preparados para su decoración en las casas cercanas, con la chimenea encendida y los niños correteando a su alrededor, dejando todo manga por hombro y haciendo ardua la simple labor de decorar un arbusto.

Llegará el fin de las fiestas, el fin de las vacaciones, y esos abetos que hoy todos se pegan por tener en su casa, el más grande o el más bonito, sobraran en su salón, o en su negocio, y de nuevo, pero esta vez de una forma mucho más peregrina, menos elegante, volverán a alfombrar las esquinas de la ciudad, pero esta vez, lo harán en las esquinas donde estén los contenedores.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

METROPOLITANO.



Como en todas las ciudades, como en todas las estaciones centrales, como en todos los nidos de turistas y carteristas, que suelen ir siempre bien unidos, como en todos los cruces de caminos donde hay algo que rascar, como todo, simplemente como todo. Todas esas centrales de movimiento y maletas son iguales, en cada país, he visto muchas, quizás demasiadas, pues son un pequeño trozo de infierno, paso raudo por ellas, deseando respirar el aire fresco y contaminado de la ciudad.

Metropolitano y cercanías a su paso por Châtelet, caos suburbano y personal, puestos de fruta, repartidores de periódicos, músicos trotamundos, y gente pidiendo sentados en el suelo que esta en medio de los angostos cruces de pasillos.

Eso y nada más que eso, eso es el metropolitano de esta ciudad, de cualquier ciudad, la parte más misera de la zona más miserable de la ciudad más miserable, se vería perfectamente reflejado, como en un espejo en estos pasillos, en estos sitios, en estas personas, en estas situaciones.

martes, 13 de diciembre de 2011

PUENTES.



No se realmente ni los que suman, a veces los he intentado contar y me salen más de una veintena, otras veces, mientras sueño la ciudad me salen centenares, miles, y en cada uno hay un tipo vendiendo versos y sonetos, cuadros, y regalando miradas profundas llenas de inteligencia y vivacidad, llenas de horror por la incultura suicidada y de vertiente económica y anti social que se ve en los periódicos, en cada una de las portadas, que se venden a la entrada de otro puente, donde un hombre de mirada turbia y visera verde se enciende una pipa con olor a tabaco dulce.

Los hay de todos los tipos y estilos, metal, piedra, madera, vidrio, de todas las épocas, y con todo tipo de decoración, con candados de amor y con llantos de desesperanza, con dolor y querer, con sueños y pesadillas.

Los hay solo para los turistas, y los hay solo para los enamorados, los hay furtivos y fugitivos, pero también los hay fieles y risueños, como la amante que espera algún día subir de graduación y no tener que besarse entre tinieblas y oscuridades, temiendo una mano acusadora. En fin, los hay para todos y todas, y no hay nada mejor, nada más obvio y triste a la vez que saltar el pretil del Pont Neuf, y sentarse con los pies sobre el Sena viendo amanecer con Notre Dame al fondo.

lunes, 12 de diciembre de 2011

SILENCIO.



Es el silencio más duro que existe, el que se apodera de tu cabeza, de tus neuronas, de tu intelecto. Tú, que estas rodeado de gente, de barullo, de coches y de salvamundos que pregonan voz en grito que el final esta cerca y debes buscar la salvación. En fin, una plaza más del centro del viejo París. De repente todo para, el tiovivo te atrapa y sales a la superficie, dejas de oír todo, dejas de sentir y solo miras.

Ese silencio se apodera de ti, de tu aura y de tu memoria, solo buscas sentarte y observar, observar y recordar, pues para eso sirve observar para recordar lo que ya se observó, es la pescadilla que se muerde la cola, el dragón encerrado en si mismo por la eternidad, el ouroboros que dirían algunos.

De repente el silencio te desatrapa, te golpea en la cara como si fuera una bofetada, un golpe de efecto y de efectividad que te despierta, y te saca por la fuerza de ese magnifico y necesario silencio interior, mientras tu cuerpo se manifiesta físico en medio del caos, ese es nuestro silencio, el de nuestro intelecto, ese el silencio sufrido en algunas plazas especiales del mundo, esta es mi plaza de París.

VICENNES.



Como si te fueras a otro lugar, a otro mundo, a otra ciudad, siguiendo en la misma linea de metro, en la misma dirección, en el mismo color, color que une a las personas y a sus lugares frecuentes, pues en el fondo solo eso es una linea de metro, colores que unen sentimientos y necesidades.

Castillo de San Luis, castillo de Vicennes, hoy ocupado por fotos de bodas y grupos de turistas, a veces también como es el caso, por tres españoles soñadores y trovadores de futuros mejores y más responsables, que el presente responsable y sufrido, del euro para hoy y sed para mañana. Jóvenes, que se ven de repente buscando el sol junto a su antigua atalaya, riendo y tomando viandas de oferta.

Regalos de la historia, para la gente de hoy, regalo de la cantería y la madera, que durante tantos años han permanecido allí, al sol, al agua, al frío y a las bombas, solo para que un día de diciembre un grupo de tres españoles puedan juntarse allí a disfrutar de su risa.

sábado, 10 de diciembre de 2011

RECUERDOS.



Como las flores en primavera o los hongos en otoño, como las primeras lluvias traen viejos recuerdos, o como ciertos olores o sensaciones te recuerdan a una persona, sin saber muy bien ni el como, ni el porqué. Así es como aparecen estos recuerdos a lo largo y ancho de toda la ciudad, recuerdos en forma de placa conmemorativa, con unos nombres y una fecha.

La mayor parte, caídos por Francia, otros deportados, la mayor parte de ellos, asesinados a sangre fría, asaltados y muertos por un tiro mal descerrajado, o fusilados por defender sus casas, guerra al fin y al cabo.

Todos los barrios, me atrevería a decir, que casi todas las calles de la ciudad del Sena, cuenta con una de estas placas, con uno de estos homenajes, con uno de estos recuerdos, a los que algún día, lejano o cercano tuvieron sus más y sus menos con la historia. Aquí al menos los recuerdan.

viernes, 9 de diciembre de 2011

PIRAMIDE.



Como si estuvieses de repente en el antiguo Egipto, sin estarlo, sin pensarlo, pues a pesar de ser eso, es todo lo contrario, cristal por cristal, seiscientos sesenta y seis cristales en forma de rombo, para formar la cristalera de cuatro lados más fotografiada de la humanidad.

Fotografiada por fuera, desde dentro, desde abajo y desde arriba, más incluso que algunas obras de arte, pues ella, tan frágil y tan moderna, solo es la entrada de un museo, de una cuna cultural de la humanidad, nada más, y tanto.

Obra de arte en si misma, o degeneración del Palacio, cicatriz en la cara de París, y aportación extra para el turismo, ni contigo, ni sin ti, y por supuesto ni todo lo contrario. Ciudad de contrastes personales y sobre todo arquitectónicos, grandes cicatrices en una cara ya vieja y dolorida.

jueves, 8 de diciembre de 2011

CHOCOLATE.



Más belga que francés, más del norte que del sur, pero en fin lo mismo, entre hermanos se dan la mano, mismo idioma, misma gastronómica y mismo chocolate, misma afición, mismo vicio chocolatero, decenas, cientos de locales llevan el cartel, de chocolate belga, chocolate francés, como si fuera una competición, una búsqueda del incansable cliente, del incansable goloso que pasea por las aceras.

De todos los tipos y sabores, cientos de colores y miles de formas, con imágenes, con patina traslucida pero brillante, con denominación y garantía de calidad, en caja de cartón y de metal, rellenos y vacíos, dependiendo del gusto y del gasto.

Paraíso terrenal envuelto en cacao y azúcar, con grandes recordatorios históricos y arquitectónicos, en estos días se triplican las ventas y la producción, una dulce producción, una arquitectura de chocolate, una efímera arquitectura de cacao.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

MOULIN ROUGE.



El clásico de los clásicos, en medio de una ciudad llena de clásicos, algunos ya desclasificados, como las tiendas de absenta y los bailes en los parques los fines de semana. Otros descafeinados, como este Molino Rojo, que en otra época fue lo que todos pensamos que sigue siendo, pero nada más lejano de la realidad.

Nido de turistas y curiosos, los cancanees se han cambiado por cámaras fotográficas y largas colas de cientos de personas con entrada impresa en escaner láser y cien euros de propina, el café del rojo, ahora es una discoteca de moda, donde simiosos porteros, prohíben la entrada por no ser lo suficientemente cool, o lo suficientemente descerebrado para participar en esa deshonra.

Si Monet, si Degas o Tolouse-Lautrec levantaran la cabeza y lo vieran, como lo he visto yo hoy, como lo han visto tantas personas en los últimos años, simple y llanamente prostituido, simple y llanamente explotado hasta la saciedad, se morirían de nuevo, pero seguro que se llevarían a más de uno con ellos, no harían prisioneros.


martes, 6 de diciembre de 2011

PASEOS.


Hay sitios, lugares que lo aconsejan, incluso que acompañan y ayudan a ello, eso ocurre cerca de las avenidas principales, pero sobre todo en las pequeñas calles cercanas a esas grandes avenidas, calles estrechas, de los viejos barrios, pero con nueva gente. Parejas, tipos y tipas solos, con las manos en los bolsos y la mente en las nubes, grupos de excursionistas, o familias completas, paseando sus cuerpos por las nítidas y confortables calles.

Observando, contemplando y asumiendo las paredes, las calles, los coches, las personas que te encuentras de frente y a la espalda. Sus ojos, sus cabellos, sobre todo sus miradas, asumiéndolas como propias, pues en el fondo lo son, como lo son las tuyas, para las personas que se cruzan en tu camino. De eso trata, en eso consiste en caminar, en eso consiste la vida.

Paseos, por costumbre o por necesidad, paseos, que por necesidad se acaban convirtiendo en costumbre necesaria del día a día. El aire contaminado del centro de la ciudad, se acaba volviendo irrespirableménte necesario, y los paseantes aún sabiéndolo se echan a la calle, a la plaza y a los cafés, como si todo lo que supieran o les contasen matara el dióxido, matara el futuro.

lunes, 5 de diciembre de 2011

ENSOÑACIONES.



Como sueños de una noche de invierno, pensamientos de una tarde otoñal de te caliente y pies fríos, como el sueño de un hombre despierto, soñando con una realidad dormida. Como el canto de los cisnes a la última hora del día, como el grito sordo y a veces mudo de las personas incomprendidas, que solo comprenden a quien les ama.

Plaza de colores y para colores, solo para ver, sonreír e imaginar, solo para disfrutar soñando despierto, para disfrutar de la realidad dormida a las puertas del cielo, a las puertas del purgatorio y en el salón del infierno, ese infierno terrenal de la ciudad de voz dormida, y que de pronto, en una plaza cercana al centro Pompidou se levanta en forma de utensilios increíbles y coloridos.

Rodeado de aspiraciones y de aspirantes, que a veces, expiran más que aspiran, porque van más rápido de lo que piensan, porque piensan más lento de los que hablan, porque no ven más allá, de los tristes edificios que rodean los libres y verdaderos colores, y las verdaderas formas serpenteántes en forma de fuente, en forma de sueño ensoñado.

domingo, 4 de diciembre de 2011

POSTUMA DESOLACIÓN.




Desolación, falsa modestia, tirantez de tez sonriente, y flaqueza de lagrimas oscuras en cuencas vacías de bronce y carne. Dolor póstumo y versos de tornillo, en la aurora boreal de la eternidad artística, en la oposición a la posición opuesta, en el centro del núcleo, en el extrarradio de la periféria, así, con simples palabras se puede representar una imagen, una escena de dolor novecentesco.

Museo pequeño de parcas paredes y amplio jardín, con pensadores y poetas y héroes y cainitas, expuestos como en una tienda donde todo vale, donde todo se acumula junto al camino de chinarro blanquecino y boca abierta. Imágenes nuevas de póstumos personajes, muertos y resucitados por la mano muerta de Rodín.

Su museo, su casa, la casa de su amante y de sus miles de amantes póstumos también, que hoy la recorren con precisión y cuidado, como si realmente la conocieran, como si realmente hubiesen estado allí antes, en otro tiempo, en otra vida. Póstumos como póstumos suelen ser los reconocimientos de los que merecen ser reconocidos en vida.

sábado, 3 de diciembre de 2011

ELLOS.



Paseando por la ciudad, como pasean las personas en este otoño invierno, jugando a pisar hojas muertas, hojas que alfombran la ciudad de las mil y una historias. La jungla parece un jardín desarbolado. La calle fría, desgarradoramente sucia y gris, como si la jungla dejára de ser jardín y se reconvirtiera en invierno muerto prematuramente y primavera que no llega.

Personas, decenas, cientos, lo hacen así, en la ciudad del amor, de los sueños y de las avenidas tan grandes como ricas y quejumbrosas, también están ellos, allí, donde nadie mira, donde los objetivos de las cámaras turísticas y televisivas no enfocan por si se enteran de que están allí. A ellos, las personas sin más durante sus navideños paseos los tapan con la bolsa de la tienda más cara, pero ellos siguen allí, olvidados pero de carne y hueso, de sustancia ígnea y alma.

Su casa, su vida, sus sueños, la de ellos, aparecen depositados sobre alguna de las rejillas de salida de humos del metro, que engañan con su sucio calor, allí instalan su vida, mientras los demás lloramos porque nuestro coche no tiene estrella en el morro, o porque el whisky que nos llevamos a nuestro morro, no es de la marca que bebe la chica de la revista. Ellos mientras tanto vagan por caminos sin promesas y su desidia es una realidad común.

viernes, 2 de diciembre de 2011

BRASSENS.



Música, poesía, espectáculo simple y letra esponjosamente elocuente y risueña, y la libertad de componer y representar, para los que algún día soñamos con verlo encima del escenario del Olympia. Fallecido en persona, no en espíritu, ni en psicología, ni el música, ni letra gracia a otros grandes, primero fue La Mandragora, y hoy el ibérico Javier Krahe.

Nuevo héroe francés, o eso se supone que quieren hacerlo, junto a Camus y otros más desheredados de esta tierra, tan suya como nuestra, como vuestra, y de ellos. Algunos lo llevarían a los altares, otros al infierno más próximo, pero el debíera y elegiría lo que más le gustaba, su café y sus amigos, músicos, intelectuales y la más simple e importante del mundo, la sonrisa y el humor.

Hoy lo puedes ver, o más bien a sus segundos, a sus próximos representantes y algún día nuevos entusiastas y desmadejados seguidores que hoy no le conocen, sino fuera porque su instituto de música, lleva el nombre de un señor gordito y con bigote, él, un francés férreo, de principios rudos y cercanos a la libertad, principios estos, que a veces le sirvió para tener problemas políticos y muchos seguidores que darían la salud por él y sus canciones.

jueves, 1 de diciembre de 2011

POMPIDOU.




Museo de arte moderno para unos, para otros de arte contemporáneo. Museo de arte conceptual y rebosante de insensatez otras, y siempre rebosante de turistas, turistas de boca abierta, mirada perdida buscando sentido a lo que no lo tiene, turista de frase repetitiva de hacendado infantil risueño.

Plaza de las culturas, más en su exterior que en su interior. Micro cuesta de pequeñas piedras donde todos se sientan, donde todos nos sentamos, una costumbre al menos anual, no perteneces a esta ciudad si nunca has comido allí, mirando la fachada modernista, con la cara del jefe y el tubo marciano o lunático tragándose a los visitantes, sin llenarse nunca, sin hartarse, sin tan siquiera quejarse.

Pintores de dibujos caricaturizados, portadores de mágicos masajes, mimos, magos, músicos y faquires, en esta ciudad solo trabaja el que no sabe hacer otra cosa. Bebedores compulsivos de absenta prohibída y sustituída por Pastis de similar sabor, pero disminuida fortaleza, pasean entre las tiendas de postales, mirando con recelo de perro viejo. Una jungla urbana donde no hay árboles, porque no son necesarios, porque hay momentos en la vida y en la ciudad, donde puedes imaginar estar en otro sitio, sin que se parezca a lo que te rodea, pues lo importante no es la situación, sino la mentalidad.