Curiosa es la adaptación de una cultura o de una religión, nadie como Constantino lo demostró con el cristianismo que hoy conocemos. Y curiosa es también las distintas acepciones y entrelazos, que se juntan a través de esta nueva religión constantiniana, a lo largo de distintos caminos.
Uno de estos caminos, empieza en el corazón de la antigua Lutecia y acaba en el corazón de la antigua Finis Terrae, allí donde las luces de peregrino francés o belga nacen, para morir figurativamente en el campus estelae. Allí donde un día se pensó, acababa el mundo, allí donde hoy se conoce por algo menos romántico, allí donde mueren más marineros. Allá, en la Costa da Morte.
Siempre pensé, que las relaciones más largas, suelen ser las más sencillas. Esta es una de ellas, pues la famosa torre de Saint Jacques, no es más que el punto de partida de peregrinos a Santiago de Compostela, datos que muchos desconocen, incluso los parisinos lo ignoran. De hecho su nombre es el mismo que el del destino. Y por ello, en Francia, las famosas vieiras del santo, se conocen simplemente como Saint Jacques-Santiago-.
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