La última gran plaza de
París, o la primera si llegas a la ciudad desde el norte, desde esos
barrios un tanto desterrados por los parisinos, a los que llaman sin
inmutarse suburbios, hasta las maquinas del metro lo hacen cuando
buscas un ticket para el distrito 92, 93, o 94, lo pone claramente,
París centro o París suburbios, otro ejemplo de la arrogancia de
los habitantes de esta ciudad.
La plaza de la Nation se
levanta, circular, enorme, con dos grandes columnas que la rematan en
su parte norte, como si realmente algún día existiese allí una
enorme puerta que cerraba la ciudad por la noche, y las columnas
conservadas sirvieran de marco hercúleo.
En el centro de la
plaza, de la gran rotonda atestada a diario y a nocturnario de coches
y ruido, aparece una escultura, más grande de lo que es en la
distancia, más pequeña de lo que debió de ser en su día, pues si
bien hoy está en medio de la plaza de la Nation, se creo para
colocarla en medio de la plaza de la República, mas céntrica y
visitada, peros su pequeño tamaño hizo que el gobierno de la ciudad
desistiera, y creara para ese espacio otra escultura más grande, de
una alegoría clásica de la república, escondiendo la idea
principal, más pequeña, pero más bonita en los barrios del norte
de la ciudad, casi rozando con sus odiados suburbios.
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