Levaba mucho tiempo,
años buscándolos, sin saber de ellos, dando palos de ciego,
buscando sin encontrar, National Gallery de Londres, MoMa de Nueva
York, Musée d´Orsay de París, pero no daba con la obra maestra del
pintor impresionista francés, hasta hace unos días, cuando sin
buscarlo, entré, la noche de los museos en el Musée de l´Orangerie,
museo situado en uno de los extremos del jardines de las Tullerías
parisinas.
En la cola un hombre
trajeado, de los de seguridad del museo-museo por otro lado
perteneciente al cercano Orsay, pero que allí nadie habla de los
Nenúfares de Monet, y cuando les preguntas, se callan como fulanas,
el porque, ya lo dejo al libre albedrío de cada cual-, nos aviso que
debido a la cola y al tiempo, solo se podrían ver las salas de
Monet, empece a tener la mosca detrás de la oreja.
Dos salas ovaladas, en
blanco inmaculado, sillones en el centro, también en óvalo, para
que la gente pueda ver y maravillarse con la última creación del
pintor francés, los nenúfares de su jardín, pintados cuando ya
estaba casi ciego, y sus cataratas solo le permitían ver formas
difusas, una maravilla en todos los sentidos. Ahora por fin, tras
encontrarlos, duermo un poco más tranquilo.
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