Supongo que cuando el
banquero Moisés de Camondo comenzó a coleccionar arte, muebles,
artes decorativas en su lujosa y privada casa, cercana al Arco del
Triunfo y relativamente próxima al bulevar Haussman, no pensaría
que ahora sus salones serían unos de los más visitados de la ciudad
de la luz.
Muebles y elementos
decorativos, pertenecientes al estilo francés del siglo XVIII,
encargó esta nueva mansión en 1911, para acoger su colección y
para trasladarse allí a vivir con su familia, no hay que olvidar una
cosa, esa que hace al coleccionista de lo que sea, juntar sus
maravillas artísticas en salas propias y privadas, donde pasarse el
día observándolas, contemplándolas y sintiéndose a gusto con su
colección y consigo mismo. Una delicia, para los amantes del arte,
sea público o privado.
Moisés el cabeza de
familia, perdió a su hijo pequeño en la Primera Guerra Mundial, fue
entonces cuando decidió hacer con su colección de arte lo que es
ahora, este museo de artes decorativas francesas, decidió también
poner a la colección el nombre de su hijo fallecido, Nissim, a modo
de póstumo homenaje, por desgracia para el banquero sus violentas
perdidas de familiares no acabaron aquí, pues el resto de su familia
Camondo, moriría años después en un campo de concentración nazi.
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