El Hotel Lutetia formaba,
junto al edificio de los almacenes Le Bon Marché, la piedra angular
del estilo y la moda parisina de principios del siglo XX, siendo a la
vez las dos perlas magnas de su dueña, Madame Boucicaut, la cual, a
día de hoy, cuenta con una estatua en un parque cercano, donde los
niños corretean a su alrededor. La ciudad de París, quería así
hacer participe de los logros de la mujer. Levantado en estilo art
decó, fue y es, un ejemplo palpable de la revolución artística de
la época de entreguerras.
El hotel y lo grandes
almacenes, eran como uno solo, tenían la particularidad de albergar
en sus habitaciones y locales a la gente más rica y pudiente de la
época, gente que llegaba a Le Bon Marché y al Hotel Le Lutetia,
desde los lugares más recónditos de Francia y del mundo, para
realizar allí sus compras, tras ello, descansaban sus ricas
posaderas en los sofás y las camas del lujoso hotel, haciendo del
viaje de compras en París, un perfecto tandem, lo que hizo a su vez,
que Madame Boucicaut no tuviera el mínimo problema para llegar a
final de mes, y afrontara con calma la cuesta de enero.
Durante la invasión
nazi de la ciudad, el hotel fue tomado por el servicio de contra
espionaje alemán, al finalizar la segunda guerra mundial, el hotel y
la dueña decidieron, que para congratularse con el país tras ser
cuartel general de los chicos de Adolfo, colocarían allí una
oficina para recabar y donar información sobre los deportados
franceses que habían regresado a la capital gala, aún hoy una
placa recuerda estos actos. En el año 2007, fue nombrado monumento
histórico. Y la historia de la ciudad, recuerda que por sus salones
pasaron entre otros, artistas, como Picasso o matisse, escritores
como James Joyce o Saint-Exupéry, padre de “Le Petit Prince”.
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