martes, 29 de mayo de 2012

JULES FERRY.


Hay personas que reflejan su grandeza en ciertos actos, y su insignificante inteligencia en otros, pero no por hacer unos bien hay que ensalzarlo y olvidarse de lo que hace o hizo mal, o cubrir su pensamientos retrógrados, con su pensamientos liberales en otros ámbitos. Lo mismo ocurre al contrarió, no se deben perder los avances en libertades, entre la niebla de la mente estrecha.

Eso es lo que ocurre con el político, abogado y periodista francés Jules Ferry. Jules fue político importante entre los años 1870 y 1893, miembro de la Asamblea Nacional francesa, presidente del Consejo de Ministros, embajador del país en Grecia, y alcalde de París, entre otros cargos que atesoró durante su dilatada vida pública. Fue partidario de la política colonialísta francesa, llegando a declarar que: “Las razas superiores, tienen derecho a las razas inferiores, y las razas superiores tienen el deber de civilizar a las razas inferiores”.

A pesar de su pensamiento troglodita en cuanto a la población de sus colonias, en otros ámbitos no solo era de mente abierta y liberal, sino que trajo un gran numero de derechos a la república francesa, derechos que nadie se podría haber imaginado hasta entonces. Pues siendo ministro de Instrucción Pública, se enfrentó a los republicanos radicales de Clemenceau, y a la iglesia, instaurando la enseñanza laica y pública en el país, así como aprobando el derecho al divorcio, a la libertad de prensa o el derecho de reunión y asociación. Pero la memoria es flaca, sobre todo para lo malo, y en Francia, normalmente es recordado por ser el padre de la educación pública, laica y gratuita. Una pena sus otras ideas, que ensombrecieron a un tipo peculiar, pero que además de traer bajo el brazo la tercera república francesa, trajo un saco de derechos únicos, y que hasta el día de hoy son una revolución social.

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