sábado, 7 de abril de 2012

DIGNIDAD FELINA.



Todos los países, todos los Imperios se creen indestructibles, poderosos, pero ninguno se da cuenta de que no lo son tanto, hasta que les pican el billete. Les paso a los españoles y su invencible armada en el mar inglés, a los franceses en España, a los ingleses con Irlanda, a la URSS en Afganistán y a Estados Unidos en Vietnam, en Afganistán, en Iraq, y lo que te rondaré morena.

En París, se recuerda, no con parsimonia, ni en la lejanía, sino a pie de calle, orgullosos de lo que fueron, y de lo que son, algunos se siguen creyendo que son los que fueron hace doscientos años, pero nada más lejos.

Es raro, ver una plaza, un barrio, sin que algo recuerde a Napoleón, a su Gran Armada, que ya no lo es tanto, o a su defensa nacional, olvidando la historia reciente, donde recularon y capitularon sin rechistar con los chicos de Adolfo, y otros, a los que no les iba ni venia, les sacaron las castañas del fuego.


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