jueves, 26 de abril de 2012

ECLAIR.


Los franceses son muy suyos, quizás demasiado, los parisinos en aumento, si es que se puede. Se suele decir, que el viajero no se puede ir de Nueva York sin sentirse pequeño, de Florencia o Roma sin sentirse fascinado y de París sin sentir la arrogancia de sus habitantes. Y por lo que se y he vivido, la afirmación es cierta al cien por cien.

Pero sientas pequeñez, satisfacción, o arrogancia, lo que también sientes en todas las ciudades-no solo en estas-, es la necesidad de llenar el estomago, la necesidad de tomar el buen yantar, que decía el desaparecido amigo Labordeta.

En París, hay muchas comidas típicas, pero una de mis favoritas y de todos los que los prueban, son los eclairs, largos pastelillos dulces, recubiertos y rellenos de la misma sustancia, normalmente de café o de chocolate. Un sabor increíble, junto a un buen café o infusión.

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