viernes, 17 de febrero de 2012

SAINTE CHAPELLE.


Centro de la ciudad y de la cultura, centro del gótico, centro del radiante, primero paredes de piedra, ahora de vidrio, azules, verdes, amarillas, policromadas con ideas e historias, sede central de las reliquias francesas, sede de las fuerzas místicas del rey santo Luis.

Centro judicial y turístico, las colas del próximo Tribunal Supremo, se unen a las colas de turistas que intentan entrar a su interior, y ver la luz del sol reflejada en la obra medieval, donde se aúna el trabajo humano y de la naturaleza, una maravilla en si misma.

Cuando llegan acusados importantes al tribunal, la zona vuelve al apogeo medieval, cuando esta parte de la ciudad era el centro de Europa, o de lo que fuera entonces. Es entonces cuando los cafés se abarrotan, los periodistas se apostan en la cercana plaza, esperando a DSK, al Chacal, a Jaques Mesrine, o al acusado que toque por tema y época, pero que siempre hay y habrá. Y es entonces, cuando las antiguas piedras se sonrien, pues ven que vuelven a ser de nuevo lo que realmente nunca dejaron de ser.



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