Seria, perdida, difusa,
como si la cosa no fuera con él, como si la calle, los paseantes y
la ciudad le fueran ajenos, le fueran desconocidos, o simplemente le
diesen igual. Es una pintura sobre una pared, mejor, es un papel
pintado pegado sobre una pared, pero podía ser el hombre que fuma
solo en la esquina, el que bebe café mirando sin ver nada, o él
paseante furtivo de mirada acusadora y sonrisa vaga.
Les decía, que solo es
papel decorado, con muy buena intención, ahora es lo nuevo, más
allá de los grafittis, menos allá de lo próximo que vendrá, más
pronto que tarde. Más hoy que mañana.
Semblanzas tibias de
personas cálidas, y semblanzas cálidas de personas tibias, el día
a día de la gran ciudad, de los pequeños barrios, cercanos del
centro, pero que no están habitados por modelos, o famosos, ni
tienen coches de lujo. Solo gente normal, que hacen cosas normales, y
que hacen que la ciudad consiga ese equilibrio, necesario para que
sea habitable y respirable.
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