jueves, 22 de marzo de 2012

DESTELLOS.


Cada hora, desde el anochecer sobre la ciudad de las mil ciudades, hasta la una en punto de la mañana, de cada mañana, madrugada más bien. Los destellos, como si fueran miles, millones de luciérnagas apoyadas sobre la torre metálica más famosa del mundo.

Los Campos de Marte, la ribera del Sena, la edificación del Trocadero con sus fuentes, se llenan, se abarrotan cada noche, sobre todo cuando el tiempo acompaña. Es un espectáculo dicen, a mí, personalmente me parece un tanto rancio, un tanto cutre para la ciudad, es solo una triste opinión claro.

Los flases de las personas contemplativas de la efímera construcción, que finalmente no fue tan efímera, se lanzan, se disparan a cientos, quizás a miles desde los alrededores, cuando a su vez la torre emite los destellos, que alguien se ha empeñado en que despida.

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