martes, 13 de marzo de 2012

ESPECTÁCULO.


Los hay muchos y de tantos tipos, que sería imposible hablar de todos, desde música, a saltimbanquis, pasando por magos y trapecistas. Esta es una de esas historias, pero una de las más espectaculares. Centro Pompidou, allí se daba cita, simpático, vacilón, angloparlante.

Pronto tuvo problemas, pero siguió a lo suyo, el espectáculo siempre debe continuar. Y pronto nos atrapó a todos los que estábamos por allí, descansando de un maravilloso paseo. Que mejor forma de poner punto y seguido al día. Comenzó con fuego, y casi con fuego acaba.

En cuanto volvió a su escenario particular, dos policías, de esos que ven más peligro en el arte que en los carteristas, se fueron hacía él, a la vez que todos los espectadores se iban a por los policías, y una pitada enorme llegaba a sus oídos. Acabo el espectáculo, y además de dinero recibió el apoyo de la gente de nuevo, pues aparecieron otros tres valientes policías. Pero él demostró, que además de showman, era un vacilón que se subía por las paredes.


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