El Molino, o los molinos
realmente, pues son varios, por lo menos dos, los que hoy se
conservan, los que hoy se ven desde el exterior, pues pasear por su
interior, por el parque de La Gallete hoy es imposible, es privado,
lo que si es posible es entrar a un restaurante de los caros, que
lleva su nombre. Negocio.
Parque, donde los ricos
y los pobres pasaban las jornadas dominicales, músicas, juegos,
risas y meriendas. Pintores impresionistas, retratando la realidad,
la vida del París de la época, el París que fue, hasta que dejó
de ser París, para ser lo que es hoy.
Una pena, privatizar lo
que es de todos, o lo que era, pues una memoria histórica, no debe
de ser olvidada, no debe de ser vendida al mejor postor, la cultura,
como la memoria es del pueblo y al pueblo le pertenece. Aunque
poderoso caballero es don dinero, que decía aquel cojitranco
erudito, que combinaba Valdepeñas, con toledana, anteojos y pluma
con tintero.
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