viernes, 27 de enero de 2012

GRANDE MOSQUÉE.



Cuando más allá del jardín de plantas, de la universidad de ciencias, del Instituto del Mundo Árabe te internas, te das de frente con ella, centro cultural árabe, centro de conversación y transmisión de cultura no solo del Corán, mucho más. Té negro con hierbabuena, dulces de miel, almendra y buena mano.

Mientras saboreas el té, sobre una antigua mesa de metal repujada, oliendo las azaleas y el incienso que sale de la sala del fondo, que emana de cada uno de sus rincones, de cada una de sus estancias, donde emanan también sueños de antiguas colonias, de pasaportes inútiles y sentimientos recíprocos y bien intencionados.

Un mundo donde camareros, jóvenes de velo tan oscuro como su largo y bello pelo azabache te hablan, como si siempre hubieses estado allí, como si tu cultura y la suya nunca se hubieran separado por un mar, por un estrecho y por un radicalismo, propio de descerebrados y políticos paniaguados de memoria cerrada, como sus miras y de cuenta bancaria dilatada.

Más: http://animodecotademalla.blogspot.com/2011/10/sobre-padres-y-camareros.html

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