domingo, 15 de enero de 2012

GALERÍAS.



Como el decorado del mosaico del suelo, claros oscuros y oscuros claros, romboidales, cuadrangulares, pisados y relucientes, observadores y observados en silencio, siempre en silencio, como los buenos, valen más por lo que callan y saben, que por lo que ven y cuentan. Escondidos y risueños, estos suelos, estas galerías, tan cerca del centro de la ciudad, que son el centro mismo.

Tan metidas en la ciudad, que la ciudad casi las ignora por no saber dar con ellas, tan metidas en el turismo están, que muchos turistas pasan por su puerta si tan siquiera percatarse de su existencia, porque callan, porque nadie las anuncia a bombo y voz en grito, porque valen más en silencio que en griterío.

Son tres, de libros, dulces, y cafés, cuadros y diseños únicos, caros, tan caros como únicos, tan únicos como caros, pasear por allí es un placer, un placer que solo consiguen disfrutar los que miran en silencio, los que hablan mirando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario