Es una pequeña plaza,
rodeada de grande plazas, de grandes jardines y de grandes museos,
tal es su aspecto de plaza soportalada solo en tres de sus lados, que
puedes pasa por delante de ella, apenas sin fijarte en que existe,
esa es una peculiaridad de París, muchas veces pasas a diario por un
lugar y tienes que leer algo sobre él en algún libro, en alguna
guía, para darte cuenta de los que es, o de la importancia que
tiene.
Algo así, me ocurrió a
mí con esta plaza del centro de París, enfrentada al jardín de
Tullerias, al lado del museo del Louvre, y tapada casi siempre por
camiones de carga y descarga de los hoteles que se levantan en ella,
pasó durante meses totalmente desapercibida para mí.
Hasta que un día,
debido a una manifestación, la plaza de marras, estaba cortada al
trafico, y puede abandonar las semi seguras aceras que la rodean,
pisar los carriles del bus y los utilitarios, pude así, percatarme,
que la estatua que se levanta en su centro, demasiado dorada,
demasiado brillante, demasiado falsa, no es otra que la de Santa
Juana de Arco, aunque aquí no usan el apelativo Santa por ningún
lado, simplemente aparece con su nombre de pila y su apellido,
empuñando un pendón, como si estuviese a punto de lanzarse al
galope contra los ingleses.
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