sábado, 30 de junio de 2012

TARDES EN CANAL.




Es tan típico cuando empieza el buen tiempo-o lo que sea que llega con el verano en París-, como ver los fuegos de artificio el catorce de julio en los Campos de Marte, o ver atardecer cerca de Notre Dame mientras se disfruta de un pic-nic en buena compañía.

El canal de Saint-Martín hacia el norte de la ciudad, es uno de esos enclaves que hacen que la ciudad tenga otra atmósfera, que las ganas de quemar las naves y matar a Caronte dándole con un remo en la cabeza desaparezcan durante un rato. El sol cayendo, el frescor del agua estancada y algún que otro barco que surca sus aguas, mientras los puentes se mueven para franquearles el paso.

No suele ser lugar de turismo-o no lo solía-, supongo que estas referencias y algún pequeño artículo en alguna guía de viajes, y el boca a boca, esta quitando la virginidad del turismo a cualquier punto de esta y de cualquier ciudad, pero es el peaje a pagar por el disfrute de una ciudad y de sus más recónditos rincones. Un mal necesario que dirían algunos.

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