viernes, 29 de junio de 2012

RICARD.




La manía de cogérsela con papel de fumar que tienes nuestros vecinos del norte, hizo que esta empresa tuviese que reinventarse, renacer de sus cenizas, cual Ave Feñix, o cual autónomo inmiscuido en una crisis económica.

Hace 80 años, cuando el gobierno francés prohibió el consumo y venta de absenta, por los estragos que este fuerte licor reservaba para el cuerpo y el hígado de sus bohemios bebedores, así se desnató la bohemia de Montmartre, de los pintores y de sus vidas.

Tras esto, la familia Ricard, cambiaron su producción, para crear este pastis o licor de anís, muy parecido al anís español, pero que se toma de forma distinta, con hielo o sin ellos, pero rebajados con agua, lo que hace que la bebida original, transparente, se convierta en una melaza amarillenta de fuerte olor. Tan típico en Francia y en París como las baguettes, las braserias o la torre Eifell.


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