La manía de cogérsela
con papel de fumar que tienes nuestros vecinos del norte, hizo que
esta empresa tuviese que reinventarse, renacer de sus cenizas, cual
Ave Feñix, o cual autónomo inmiscuido en una crisis económica.
Hace 80 años, cuando el
gobierno francés prohibió el consumo y venta de absenta, por los
estragos que este fuerte licor reservaba para el cuerpo y el hígado
de sus bohemios bebedores, así se desnató la bohemia de Montmartre,
de los pintores y de sus vidas.
Tras esto, la familia
Ricard, cambiaron su producción, para crear este pastis o
licor de anís, muy parecido al anís español, pero que se toma de
forma distinta, con hielo o sin ellos, pero rebajados con agua, lo
que hace que la bebida original, transparente, se convierta en una
melaza amarillenta de fuerte olor. Tan típico en Francia y en París
como las baguettes, las braserias o la torre Eifell.
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