martes, 11 de septiembre de 2012

POINT ZERO.




Ya en el siglo XVIII, se colocó a los pies de la enseña de la ciudad, del centro de la Isla de la Ciudad, a los pies de la catedral de París, a los pies de Notre Dame. Es el punto cero del país vecino, de allí nacen todos los caminos de la vieja Lutecia, de la nueva París, de la futura Francia, al igual que ocurre en España y en su Puerta del Sol madrileña.

Fueron los primeros ingenieros cartográficos de la Francia antigua, los que situaron allí en medio de la plaza más visitada de Europa, del mundo, ese punto cero, o kilómetro cero, de donde nace todo, y donde todo muere.

En su día, allá por el siglo XVIII, ya les digo, alguien decidió, que el punto de partida era ese, y así lo marcaría para la posteridad, para el siglo de los siglos. El famoso “Point Zero”, primero fue un simple poste de madera, mucho más rudo del actual, que es ahora más moderno, más adaptado a los tiempos que corren, y más discreto, tanto que con el gentío apenas se ve si no lo buscas, si no lo conoces, pues ahora la estrella de bronce que lo señala , situada en el centro de un medallón de piedra, apenas resalta un centímetro del suelo.

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