Alzado entre la place des
Vosges y la rue du Pas de la Mule, en el centro del barrio del
Marais, frente al parque del rey Luis XIII, a unos metros de la casa
de Victor Hugo, por lo menos de la casa donde más tiempo pasó el
escritor francés antes del destierro político.
Dos plantas y buena
comida, un bistrot de los de siempre, y de los de siempre llenos,
completos, terraza incluida, tal vez por su fama, por su calidad
culinaria o por la simpatía de su personal.
Lo descubrí tarde pero
la parte trasera de su negocio, una antigua galería de arte, de la
que ni siquiera se han desprendido de su antiguo nombre, en su
interior una pequeña barra metálica, junto a la cocina, donde un
sonriente barman, sirve cada bebida comandad por sus compañeros, un
lugar acogedor a pesar de ser una de las zonas y de los cafés más
concurridos de la ciudad.
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